Salgo
del avituallamiento de Courmayeur a las 10:31h del sábado, casi una
hora he estado allí reponiendo fuerzas. Pasamos por una plaza donde
hay gente animando, después por una cuesta de asfalto donde hay una
fuente y aprovecho para refrescarme (es temprano y ya hace calor...
la que nos espera!), y tras eso cogemos la senda que ascenderá al
refugio Bertone.
No son muchos km, en concreto menos de 5km, pero sí
que hay desnivel, algo más de 800m positivos. Con lo que se
convierte en un km vertical en a mitad de carrera!! Eso sí, no lo
hice con la intensidad con la que suelo hacer los verticales,
jejejjeje. Llegué al refugio, me refresqué y continué sin
detenerme demasiado. Ahora venía un tramo llano hasta el refugio
Bonati.
Un balcón espectacular teniendo el Montblanc todo el rato a
nuestra izquierda. A ratos corría, otros caminaba, otros hacia
fotos... quería llenarme de todo lo que estaba rodeándome. Llegué
al siguente refugio a las 13:20 del mediodía, y también había
bastante gente allí animando. Comí algo, rellené bidones y me
refresqué. El siguiente avituallamiento no está muy lejos, a 5km,
así que allí ya comeré algo más sólido.
La
bajada a Arnuva estaba chula, zigzageando 300 metros hacia abajo y ya
entré en la carpa, a las 14:19h. Hacía mucho calor dentro, pero
fuera no había sombra y era casi peor. Comí algo de pasta o arroz
(ya no recuerdo), pan, fuet, queso, fruta... parece mucho, pero llevo
20 horas de carrera y el cuerpo pide gasolina. Además, por delante
tenemos la subida al Gran Col de Ferret, con otros 800m+ en poco más
de 4 km. Con calor, con el sol pegándonos de pleno, a la hora de la
siesta... qué tentación era ver la hierba al lado del camino, e
incluso algún corredor tumbado descansando o durmiendo. Este tramo
lo pasé mal, sueño, cansancio, calor... no llegó a darme una
pájara, pero me costó casi dos horas llegar hasta el collado.
Habían algunas fuentes donde bebían los caballos o ganado donde
hacíamos cola para mojar la visera o refrescarnos la cara. Sí,
aunque parezca mentira, tras 100km de carrera aún se seguían
haciendo tapones en algunos puntos.
Siguente
punto de control y avituallamiento a 10km, pero todo de bajada. Me
encuentro bastante bien, las piernas fuertes, y tardo poco menos de
1'5horas en llegar.
Además, adelanto a casi 70 corredores en esta
bajada! Son ya las 17:31h de la tarde, ya he sobrepasado el tiempo
máximo que había estado en carrera nunca, pero estoy igual de
motivada o más que al principio. El avituallamiento de La Fouly está
en una carpa, y antes de que me cojan ganas de descansar, salgo de
allí y continúo; quiero llegar al punto de Champex Lac donde por
fin estará Kiko y ya descansaré allí un rato más. Pero para
llegar hasta allí aún hay que recorrer 14km con 600m negativos y
otros tantos positivos, que con 110km en las piernas se traducen en
casi dos horas y media. En este tramo coincido con un corredor de
Andalucía y otro catalán, y vamos charlando los tres, así la
subida interminable a Champex Lac se hace un poco más amena. En esta
subida hay muchas figuras taladas en los troncos con formas de
animales, esto no ayudará mucho a las visiones que puedan tener los
corredores cuando pasen por aquí la segunda noche... jejejeje
Por
fin oímos los gritos de ánimo y los aplausos de la gente que había
en el pueblo. Veo a Kiko y me acompaña casi un kilómetro que falta
hasta llegar al avituallamiento. ¡¡Qué ganas de verle!! Él iba
siguiéndome a través de los mensajes que le enviaban cuando pasaba
un punto de control, pero no habíamos hablado desde esta mañana.
Primero me cambié de ropa y me puse ropa seca. Después comí lo que
me había preparado Kiko. Le dije que me apetecía arroz con leche y
melón... y allí lo tenía! ¡¡Es un amor!! Lo comí con ganas, ya
que al final comer lo mismo en todos los avituallamientos cansa!
Después me vino un bajón tremendo, llevaba ya 26'5 horas de
carrera, y encima empezaba a anochecer. Así que sentada en la mesa,
apoyé la cabeza y cerré los ojos. No llegó a media hora, ni llegué
a dormirme, pero me ayudó a descansar un poco la vista e intentar
hacer un reset. Después me lavé la cara, los dientes, me puse las
lentillas (para ver mejor de noche, aunque para lo que hay que ver!!)
y salimos de la carpa. Estuve parada 1h20', ni miré el tiempo en ese
momento, iba bien de horarios de corte y era lo único que me
importaba. La salida de Champex Lac iba por al lado de un lago que no
se veía de noche, aunque en videos lo he visto de día, es muy
bonito. Kiko me acompañó algún km, hasta que salí del pueblo y la
oscuridad se hizo. Y llegó la hora de la verdad, el afrontar la
segunda noche. No tenía sueño de momento, esa mini siesta me había
ayudado. Pero cuando empezó la primera subida empecé a notar el
cansancio. Era una subida bastante técnica para llevar tantos km en
las piernas. Además, muchos tramos cruzábamos riachuelos, o
cascadas... con lo que las piedras y el terreno estaba muy húmedo. Y
era un bosque cerrado, la luna no se veía.Y tenía sueño... me puse
música, intentaba concentrarme en ella y en avanzar. Por suerte el
último tramo de subida se abre y vemos la luna. Y me empiezo a
animar. Me parece ver una casita arriba, por lo que creo que no debe
quedar mucho más... al final no es una casita, es el reflejo de una
de las marcas, yo creía que sería una ventanita con luz y alguien
esperándonos! Pero aquí me animo y me despejo, y pronto llego al
punto de control. 11'1km desde Champex Lac y 865m+ en casi 3 horas.
Muuuy lenta, sí, pero mejor avanzar lenta y segura :P Ahora bajada
hasta Trient donde está Kiko, 5'5km y 500m de desnivel negativo...
aunque el mayor número de metros negativos están acumulados al
final, por favor, qué bajaditas infernales!!!!
Llego
a Trient y ya está Kiko esperándome. Está haciendo minisiestas, se
pone el despertador para verme llegar, pero siempre se despierta
antes de que le suene... su ultra es casi más duro que el mío! Es
la 01:06 de la mañana del sábado al domingo, ya empiezo a perder la
noción de cuando era “esta mañana” (para mí era el viernes por
la mañana). Tomo un poco de sopa con fideos, algo más y lleno los
bidones. Le vuelvo a preguntar por Rafa, mi esperanza era encontrarlo
en algún avituallamiento esta segunda noche y no ir solos los dos.
Pero me dice que cuando llega no ve a Rebeca, así que irá bastante
delante de mi. Me alegro, eso es que va bien!
Casi
media hora después salgo de allí, parece que con las pilas
cargadas, aunque sólo parece... es adentrarme de nuevo en la
oscuridad del bosque y empezar a cogerme muuuucho sueño. Me pongo
música alegre, con la que estaría bailando en otra ocasión, pero
ahora bastante hago poniendo un paso detrás de otro. Y canto, en voz
alta, me da igual que me escuchen los demás... total, no me conocen
ni me entienden!! Canto la canción de “Hacia lo salvaje” de
Amaral. Me da mucha fuerza esa letra, aunque nadie me haya dicho
nunca que no sea capaz de algo, yo misma me lo digo a mí: “Cada
día era un regalo, libre de sol a sol. La montaña fue su salvación
y entre las fieras, se crió... Y en los árboles escucha voces de
tiempos remotos, ha elegido caminar HACIA LO SALVAJE. No tenéis ni
idea de lo alto que puedo volar... cada golpe que le dieron era una
cuenta atrás, y ahora corre hacia el bosquel, su fortaleza, su nuevo
hogar” ¿Qué mejor canción?
Ahí estaba yo, tras más de 30horas de carrera, sola, en la
oscuridad, sólo porque yo lo había elegido, había elegido caminar
hacia lo salvaje. Por suerte, no escuché voces de los árboles, si
no sí que habría corrido... jajaja
Otra
canción que canto y que me pongo para intentar no dormirme es “Lo
que te hace grande”, de Vetusta Morla. No me considero una persona
grande o gran persona, pero objetivamente sí que estaba haciendo
algo GRANDE. Algo que honestamente creo que mucha gente sería capaz
de hacer, pero para lo que se necesita querer hacerlo, y no todos
quieren (y por supuesto, más que respetable, faltaría más!!). Por
eso le quito mérito al reto, porque pienso que si alguien quiere, lo
consigue. Pero me encanta escuchar esta canción que descubrimos Kiko
y yo viendo videos de Valentí Sanjuán, otro loco motivado. Y que
Raquel nos dedicó pocos días antes de esta carrera a Rafa y a mi.
Canto,
camino, miro el gps y los km no pasan... y solo quiero dormir. Esta
segunda noche se está convirtiendo en una pesadilla, en una única
lucha entre el sueño y yo. Me da igual subir, bajar, llanear... sólo
tengo que luchar contra las ganas interiores que tengo de dormir, y
supongo que necesidad también. Hay gente durmiendo al lado del
camino, qué envidia me dan... ¡¡yo también quiero!! Pero Kiko me
ha dicho que por lo que más quiera que me espere a llegar al
avituallamiento, que no me acueste por ahí porque igual no escucho
el despertador y me quedo allí hasta mañana! Así que sigo mi
particular lucha contra el sueño, deseando con todas mis fuerzas
llegar arriba para despertarme en la bajada. Son “solo” 4'8 km de
subida y 800m de desnivel positivo, y me cuesta hacerlo 1h45'. Punto
de control en la Catogne, donde hay un refugio y un corredor
durmiendo al lado de una hoguera que habían hecho los voluntarios.
¡Joerrrrr! Yo también quiero! Venga Jessi, concéntrate y vamos
hacia bajo. Canción de “Qué bien” de Izal y a silbar y a
cantar! Pero por mucho que silbe y cante, mi cuerpo está adormecido
y me duermo hasta en la bajada... 1h15' me cuesta llegar hasta
Vallorcine, en un descenso de 5km y 700m negativos. Telita con las
bajadas... de esta las aborrezco!!
Llego
al control a las 4:30 de la madrugada, y le digo a Kiko lo que he
pensado desde que he salido del otro refugio hacía más de 3 horas,
que hasta que no se haga de día no salgo de allí. Creo que pese a
tener sueño, la luz del sol me despertará y hará que me despeje, y
como voy bien de tiempo, a Kiko le parece perfecto. Como algo de sopa
y me tumbo en un banco con la cabeza apoyada sobre sus piernas. No
quiero ponerme demasiado cómoda porque si no luego me costará el
doble continuar, y sólo quedan 20 km de carrera! Consigo relajarme y
dormir algunos minutos, aunque no dejo de oír a los corredores a mi
alrededor. Según me dijo Kiko, habían corredores que llegaban y se
me quedaban mirando con cara de envidia, justo lo que sentía yo
cuando veía a los que dormían por el camino! Estuve unos 40 minutos
descansando, y a las 5:42 salí del avituallamiento. Al poco de salir
ya me pude quitar el frontal, empezaba a clarear aunque el sol no
había salido aún. ¡¡Qué subidón!!
Kiko se acercó a verme pasar por
un collado y ya nos despedimos hasta meta. ¡Meta! ¡Qué bien
sonaba! Tras despedirme de él, conecto los datos del teléfono
móvil, ya que en toda la parte de Suiza es carísimo y no me
conecté. Iba con las pilas cargadas, pero cuando recibí los más de
900 mensajes entre todos los grupos, mensajes privados... puff!!
menudo subidón! Empecé a enviar mensajes de voz contando mi (mala)
experiencia esta segunda noche, y cómo había conseguido más o
menos superarla. Pronto las guerreras empezaron a darme ánimos
(otras que tampoco durmieron mucho). Grupo de familia, amigos... me
emocionaba mucho saber cuánta gente estaba siguiendo este reto y
cómo los había conseguido hacer partícipes de mi ilusión. Venía
una subida técnica, pero con la luz del sol todo parece diferente.
Además, tenemos al gran Montblanc a justo enfrente. Qué precioso
amanecer!! Siguiente control en la Tete aux vents, 7'7 km desde
Vallorcine y 873m de subida donde llego a las 8 de la mañana. Sólo
queda un control más y el siguiente ya es Chamonix! Llegar hasta el
refugio de La Flegere se hizo largo, demasiado largo, aunque sólo
fueron 3'5 km desde el control. Oscar “elpu.. amo” me dijo que
estaba esperando verme pasar en directo por la Flegere, y le dije que
esperara que iba a saludarle. Y así lo hice... porque no se me
ocurrió antes, porque si no en todas las cámaras me habría parado
a saludar! ¿Tú sabes qué recuerdo más chulo se queda luego?
Jejeje
A las 9 de la mañana del domingo pasé por el control,
saludé, comí algo y ya me lancé hacia Chamonix. No iba a ser
fácil, la bajada tiene bastante pendiente (800m negativos), y ya
llevo 162 km en las piernas... 162!! ¡¡Pero sólo quedan 8!!
Pues
ya no me queda otra que darlo todo. Ni haciéndolo adrede me sale,
quería llegar a las 10 a Chamonix, que ya habría ambientillo... y
voy a llegar a esa hora! Empieza la última bajada. Al igual que en los últimos 90 km, me duelen los cuádriceps y bastante los dedos gordos de los pies. Y desde la mañana del sábado que me voy repitiendo siempre que me duele algo: EL DOLOR SÓLO DUELE (frase tomada prestada del libro de Scott Jurek). Y con eso he ido superando kilómetros y dolores... mientras no sea lesión, el dolor es pasajero!
Los últimos km son por pista, nos vamos
cruzando con gente que está caminando y animan mucho. No tengo ganas de correr, pero me obligo a ir trotando. Otra de las frases que me he repetido mucho en esta carrera y que sale del libro de "Correr, Comer, Vivir" (y que Chiqui del Aper también la gastó el año pasado en el Tor de Geants): EN OCASIONES HAY QUE HACERLO Y PUNTO. Y ahí estaba yo, corriendo y pasando kilómetros. Sólo voy
pensando en que lo he conseguido, que ya está hecho! Me emociono,
pero sé que si empiezo a emocionarme ahora lo pasaré mal hasta
cruzar la meta.
Llego al pueblo y me guardo los bastones en la
mochila, y al poco veo a Kiko con una sonrisa casi más grande que la
mía. No sé cuantos km hay hasta meta, quizás uno o dos, pero
quiero disfrutarlos. Vamos juntos corriendo, a un ritmo que me parece
hasta rápido, jajajaja Es emocionante, recorrer el pueblo, ver a
algunos corredores conocidos, otros que no te conocen pero te
aplauden, el público en general, los niños... Y finalmente giramos
la calle que lleva al arco de meta. Pensaba que iba a entrar
llorando, pero era tanta la alegría que tenía encima que no pude
llorar.
40H07'05'',
170km, 10000m desnivel positivo, posición 726 de la general y 26 femenina.
Crucé la meta, me abracé a Kiko y de pronto tuve una sensación contradictoria de mucha alegría y al mismo tiempo de vacío... ¡Pues ya está! Eso me dije. Pasé a recoger el chaleco finisher y nos sentamos en un banco. Ahí, en la plaza de Chamonix, justo donde 40horas antes había empezado mi sueño, empezamos Kiko y yo a asimilar que lo habíamos conseguido. Porque había sido una carrera de dos, sin su apoyo antes y durante la carrera, no lo habría conseguido. Y ambos nos echamos a llorar. Y a sonreír al mismo tiempo.
Allí estábamos, los dos habíamos conseguido el sueño de
las 100 millas, por fin se había hecho realidad!
Tengo
mucho que agradecer a mucha gente. Ya he dado las gracias por
Facebook a muchas personas, pero quiero volver a hacerlo y no me
cansaré de agradecerlo. Primero a Kiko, sin él nada habría sido
posible, un apoyo incondicional. Después a mi familia, que sufre
tanto o más que yo... qué paciencia tienen con esta
hija/hermana/sobrina/nieta/cuñada “rara” que les ha salido... A
mis amigos “de toda la vida”, sí, esos que tengo desde el cole.
Siempre quedan un poco al margen de mi tema deportivo, pero con el
sueño de la UTMB me dieron muchos ánimos y se lo agradezco de
verdad. A las guerreras, que en cada entreno y en cada carrera han
estado motivándome muchísimo. A tod@s
los demás amigos y amigas del mundillo runneador, y a los que no son
runners y también me han seguido.
Y
como no, a aquellos amigos colaboradores que me han ayudado en todo
lo que ha estado en sus manos para conseguir mi sueño: Saúl, de SR
Sport & Training; Carlos, de Trail&Climb, Jesús y Dani, de
226ERS y Pau de Pau&Pi. Un orgullo haberos tenido tan cerca!
Felicitar
a Rafa, que lo consiguió con un tiempazo, acompañado de Miguel
Angel Cayuela y Jose Miguel de A To Trapo. A Yolanda, que fulminó el
récord máster femenino de la prueba! Y a todos los demás finishers
que conozco, que para no dejarme a ninguno mejor no los nombro, pero
que ya os felicité en su día.
Esto
no es una despedida... es un continuará!! Mientras mis piernas y mi
cabeza lo permitan, no pienso dejar de correr. Me da sonrisas,
adrenalina, me hace #VIVIR, superarme, conocerme, es una terapia...
si no lo has probado, corre a correr!!!!